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“Hasta aquí, pero no más”

La pregunta me cayó como agua fría en la cara: "Dónde le he dicho a Dios: ¡Esto mucho, pero no más!". ¿Dónde me he detenido en el intento de vivir una vida piadosa? Estaba leyendo 2 Reyes 10 (un capítulo bastante violento) sobre Jehú, rey de Israel, que mató al malvado rey Acab y a su bella pero malvada esposa Jezabel. Luego expulsó del país de todos los sacerdotes y profetas de Baal. Jehú estaba en el camino correcto para guiar a su país de regreso a Dios. 

Pero 2 Reyes 10:28 dice: "Así que Jehú destruyó el culto a Baal en Israel. Sin embargo, no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que éste había hecho cometer a Israel: la adoración de los becerros de oro en Betel y Dan." Cuando leí eso, pensé "¡NOOOOO!". En su afán, había matado a esos falsos profetas, pero luego permitió que se siguiera adorando a los ídolos. ¿Cómo pudo haber pasado por todo eso, y luego se detuvo en seco?

Y entonces volví la pregunta contra mí mismo. ¿Cómo me detengo ante la santidad a la que Dios me llama?

Este pensamiento surgió a raíz de un reciente encuentro con un amigo. A la mañana siguiente, el Espíritu Santo me trajo a la mente este versículo: 

"Si alguien se cree religioso y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión de esa persona no vale nada". Santiago 1:26. ¡OUCH! ¿Mi religión no vale nada? Creo que la cuestión es que no podemos seguir pecando. Estamos siendo transformados. Un área en la que sigo luchando es con mi lengua. (Es mi "becerro de oro", por así decirlo. Es lo que no he conseguido limpiar). Digo más de lo que debería, participo en chismes o los permito. (Tengo la sensación de haber escrito un blog utilizando este mismo versículo hace años, ¡y eso también me apena! ¿Lo haré bien alguna vez?)

La buena noticia es que no soy una asesina, adúltera, ladrona, extorsionista, chantajista o tramposa. Dios ha limpiado mucho pecado y deseo de pecado de mi vida. ¿Podríamos concentrarnos en eso?

Pero la mala noticia es que puedo ser como Jehú. Permito que Dios me transforme hasta aquí, pero no más. La norma es la santidad. Dios dice: "Sed santos porque yo soy santo". Dios no toma a la ligera ni siquiera nuestros "pequeños" pecados. No quiero ser como Jehú. No puedo decidir que ciertos pecados no son gran cosa. La vara de medir no es una Jezabel adúltera y fiestera, la vara de medir es un Dios perfecto y santo. Creo que muchos de nosotros tendemos a minimizar nuestro propio pecado. Pensamos en lo peor que podríamos ser y decidimos que no es importante. Me estoy dando cuenta de que Dios no comparte este sentimiento. Él quiere que queramos ser santos. 

Dónde le dices a Dios, ¡esto es mucho pero no más! ¿Has decidido que tus pecados no son gran cosa? ¿Sigues con tus excesos, la pornografía, la lujuria, el orgullo, la crítica o los chismes? ¿Dónde has puesto el límite de lo que estás dispuesto a cambiar? ¿Permites que Dios te transforme?

La santidad perfecta es algo que nunca alcanzaremos plenamente en este lado de la eternidad, pero quiere que busquemos parecernos más a Él en las cosas grandes y "pequeñas". ¿Cómo lo hacemos?

Prueba el enfoque AAA: Adorar, Preguntar, Acordar. 

  1. ¡Adórale! Concéntrate en quién es Dios. Dedique tiempo a conocerlo mejor. Mientras más vea Su poder, Su carácter, Su santidad, Su deseo de estar en relación con nosotros, más querré perseguirlo. No podemos estar en relación con El y no ser transformados por El. Veo cómo Él me ha perseguido todos los días de mi vida. Por un derroche de amor hacia Él, debería querer parecerme más a Él. Si me centro en aquello de lo que me ha redimido, querré agradarle con mi vida. Estoy llamado a ser un imitador de Cristo. 

  2. Pídele a Dios que te muestre tu pecado. Cada mañana, pongo un cronómetro y me siento en silencio, pidiéndole a Dios que me muestre en qué me he desviado. Luego oro el Salmo 139:23-24: 

    Examíname, oh, Dios, y sondea mi corazón;

        ponme a prueba y sondea mis pensamientos.

     Fíjate si voy por mal camino,

        y guíame por el camino eterno.

    Me siento en quietud, esperando que el Espíritu Santo me revele mi pecado. Él es fiel, Él lo hará. Recuerda, el Espíritu Santo convence en específico. Él no dice que eres un gusano, (ese no es El hablando), Él dice, esto es lo que hiciste. 

  3. Ponte a cuentas con Dios sobre tu pecado y acepta seguir la guía del Espíritu Santo. Él te guiará en tu vida y te ayudará a hacer aquello a lo que te llama. A veces, el Espíritu me guía a volver atrás y disculparme con la gente, a veces tengo que confesar mi pecado a otros. La mejor noticia es que Jesús perdonará todos nuestros pecados y nos limpiará de nuestra maldad. (1 Juan 1:9). No tengo que rehuir a mi pecado, Dios ya lo ve, ¡Él quiere que yo también lo vea!

Puedo desanimarme por mi continua pecaminosidad. He estado caminando con Jesús por mucho tiempo. Entonces recuerdo que Dios todavía está trabajando en mi vida. ("El que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:6") O considere: “Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro”. 1 Juan 3:2-3


ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Bonnie Kotler y su esposo Mitch tienen dos hijas, tres hijos, cuatro nietos y tres perritos. Fue ama de casa durante muchos años antes de regresar a la fuerza laboral después de recibir su Maestría en Consejería y Relaciones Humanas de la Universidad de Villanova. Ella es una consejera profesional licenciada en The Peacemaker Center y en su consultorio privado, True North Counseling. Bonnie ha estado en el equipo de enseñanza del ministerio de mujeres de Willowdale desde 2012. Los estudios Bíblicos han sido una parte importante en su caminar como creyente, y a su vez, le encanta ayudar a otras mujeres a encontrar la paz con Dios y crecer en su fe. Le gusta escribir material para el estudio Bíblico, leer ficción, pasar tiempo con la familia y hacer cualquier cosa bajo el sol. A Bonnie le encanta reír y considera que la risa es la mejor medicina. Salmo 126:2

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Silvia Cubos nació en la ciudad de México, y se crio en la ciudad de Toluca, es la mayor de 5 hermanos. Estudió comunicación y después de graduarse llegó a este país en 1996 donde tuvo la oportunidad de estudiar Ingles y Educación temprana. Silvia ha trabajado como maestra, interprete y trabajadora social. Desde los 17 años Silvia ha sentido el llamado de servir al Señor y orar por las necesidades de otros, ahora lo hace en Willowdale en Español desde 2019. Silvia disfruta cocinar comida mexicana, caminar al aire libre con sus dos hijas y su perro; para terminar el día le gusta disfrutar de un helado de fresa.