Di palabras de vida

Di palabras de vida

¿Qué ocasión o evento te viene a la mente donde todos compartimos recuerdos de alguien: lo bueno de esa persona, su legado, lo que significó para sus cercanos? Lo que me viene a la mente es un velorio y un servicio conmemorativo después de un fallecimiento. Cuando falleció mi padre, los días fueron borrosos, pero recuerdo las cosas amables que amigos y familiares decían de él, más aún si se tomaban el tiempo de escribir recuerdos y de cuánto lo apreciaban para que yo pudiera volver a leerlos más tarde.

Recordar decir gracias

Recordar decir gracias

A veces (demasiadas veces), el 28 de diciembre, me descubro sintiéndome como una niña. No como una niña el 25 de diciembre. Ni siquiera como una niña uno o dos días después de Navidad. Una niña, el 28 de diciembre. Cuando el nuevo PlayStation está un poco menos brillante. Cuando la muñeca Barbie tiene un enredo en el cabello.

Orando en medio de las ocupaciones para experimentar el amor de Dios

Orando en medio de las ocupaciones para experimentar el amor de Dios

Era el fin de semana del Día del Trabajo. Estaba lista para que mi ajetreado verano se relajara, los niños volvieran al colegio y yo volviera a la rutina. Estaba celebrando el fin de semana con mi familia en casa de mi hermano en St. Michaels, Maryland. Se habían despertado temprano para empezar a pescar cangrejos. Al despertarme vi el amanecer sobre el agua del patio trasero.

Permaneced en mí: La Vid Aún Resiste

Permaneced en mí: La Vid Aún Resiste

Octubre es el Mes de Concientización sobre la Pérdida del Embarazo y la Pérdida Infantil, un momento para hacer una pausa, recordar y expresar el dolor que con demasiada frecuencia no se expresa. Para cada madre que ha llevado el amor y la pérdida en un mismo aliento, este mes es un dulce recordatorio de que no están solas.

Cuando Dios te mira, ve…

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“Cuando Dios te mira, ve a Jesús.”

La primera vez que escuché esta frase siendo adolescente, probablemente durante un estudio bíblico o una lección del grupo de jóvenes, me resultó reconfortante. La idea es que Dios no ve nuestra pecaminosidad cuando nos mira, sino que solo la justicia de Cristo. Lo cual puede ser un consuelo, especialmente cuando pienso detenidamente en la profundidad de mi propio quebrantamiento.

Pero después de un tiempo, ya no me pareció tan reconfortante.

Cuanto más escuchaba esta frase, más me parecía que me estaban diciendo que la única manera de que Dios puede mirarme —mirarme de verdad— si es que me escondo detrás de un póster de Jonathan Roumie, que es el personaje que hace de Jesús en la serie “Los Elegidos”. Como una niña pequeña a la que le dicen que su padre solo puede amarla —solo puede verla— si se ve y actúa exactamente como su hermano mayor, perfecto, sobresaliente y bien educado.

En el fondo, empecé a preguntarme:

¿Está mal querer que Dios también me vea?

¿Yo la que tiene tres tatuajes, una cicatriz donde antes estaba mi piercing en la nariz y una mancha de acné con forma de estrella en la comisura de la barbilla?

¿Yo la que llora más con las películas infantiles de dibujos animados que con cualquier otro tipo de películas?

¿Yo la que a veces escucha el mismo CD en el coche una y otra vez mientras conduzco?

¿Yo la que me tiraba sola en el suelo de mi habitación durante horas, inventando historias para mis juguetes de la Cajita Feliz de McDonald's?

¿Yo la que suelta los insectos en lugar de aplastarlos porque no me gusta la sensación de muerte bajo las yemas de los dedos, por muy pequeña que sea?

¿Yo la que hacía esos saltos un tanto extraños, energéticos y exagerados (que mis padres llamaban cariñosamente "brincar") cuando mi imaginación de niña trabajaba a todo dar?

(He aprendido a no hacerlo en público de adulta, pero de vez en cuando todavía se me escapa).

¿Yo la que lucha por encontrar su voz en un grupo de personas?, ¿La que se sintió invisible durante la mayor parte de la preparatoria y la universidad, y a veces todavía de adulta? ¿La que saltaba constantemente frente a la cámara de niña porque lo único que quería era asegurarme de que mis padres vieran lo que hacía y que lo consideraran bueno?

¿Por qué un Dios con el poder de crear todo lo que quisiera se molestaría en crear a Kati Lynn Davis (ahora con apellido Tena), si ni siquiera quería verla? Si Él solo quería un millón de pequeños clones de Jesús, ¿no podría haberlos creado?

¿Por qué querría una relación con un padre que se pasaba el tiempo deseando que yo fuera otra persona?

Esto me molestó tanto que un día finalmente se lo comenté a otra mujer cristiana. Y la forma en que me lo explicó lo cambió todo.

Dios sí te ve, Kati. Pero gracias a Jesús, la persona que Él ve ahora es la versión restaurada de ti.

En lo que tú siempre debiste ser.

En lo que tú volverás a ser algún día, cuando todo sea renovado.

Dios ve todas las partes de mí que mencioné antes —la creativa, la sensible, la imaginativa, la sentimental, la tímida, incluso la rara— y ama todas mis versiones, porque Él las creó. Sabía exactamente quién sería incluso antes de que mis padres eligieran mi particular nombre (y a menudo mal escrito).

Lo que Él no ve, por causa de Jesús, son las partes que yo no quiero que nadie vea.

Las partes egoístas. Las partes perezosas. Las partes celosas. Las partes que se enojan fácilmente. Las partes ingratas. Las partes hirientes.

Esas son las partes que Jesús llevó consigo a la cruz. Esas son las partes que llevó con él a la tumba. Esas son las partes que dejó atrás cuando resucitó, sabiendo que un día, cuando su Padre mirara a otra de sus amadas hijas, solo vería la versión restaurada de ella.

La que ha sanado.

La que está completa.

La que es suya.

Y eso es lo que Él ve cuando te mira a ti también.

Versículos adicionales, de cómo Dios nos ve en el caso de que necesites que te lo recuerden como a mí:

Cuando Agar, la sierva de Abraham, experimentó por primera vez la presencia y la compasión del Señor en el desierto, lo llamó «El Dios que me ve» (Génesis 16, énfasis mío).

El rey David nos dice en el Salmo 139 que Dios ve nuestros cuerpos aún en formación mientras estamos en el vientre de nuestra madre, y que no solo conoce todos nuestros pensamientos, sino que además sus pensamientos sobre nosotros son incontables y preciosos.

David también escribe en el Salmo 8 que Dios piensa en nosotros, nos cuida y nos corona de gloria y honor.

En Génesis 1, Dios mira todo lo que ha creado, incluyendo a los humanos, y lo consideró muy bueno.

ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Kati Lynn Tena creció en el condado de Chester y se graduó de la escuela secundaria Oxford Area High School. Después de obtener su licenciatura en escritura en la Universidad de Pittsburgh, regresó a la zona y consiguió un trabajo en una biblioteca local. Siete años después, un hombre entró en la biblioteca buscando DVDs y le hizo un cumplido a uno de sus tatuajes. En abril de 2025, Kati se casó con este hombre, y actualmente ambos están viviendo la historia de amor que Dios escribió para ellos en una adorable casita en la misma calle donde ella creció. Kati trabaja actualmente a tiempo parcial en marketing para un centro juvenil local, y pasa el resto de su tiempo disfrutando con su esposo y amigos, trabajando en sus propios proyectos de escritura y arte, y mejorando lentamente su español.

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Andrea Aballay es de profesión Ingeniera Agrónomo y máster en Ciencia, aunque en los últimos años Dios le ha entregado nuevos dones en el arte de la decoración y manualidades. Ella es muy detallista y comprometida en todas las labores que se le encomiendan. Nació en Santiago de Chile, y tuvo una oportunidad laboral aquí en USA, por lo cual llegó a este país a finales de 2009. Ella está casada con Jorge, tienen dos adorables niños y viven en Delaware. Aunque Andrea y Jorge en Chile estudiaron en la misma universidad, misma carrera y tienen múltiples amigos en común, se conocieron aquí en Estados Unidos (ese fue el plan de Dios). Ambos sirven en el ministerio de niños y en distintos ministerios en el servicio en español. A Andrea le gusta la comida saludable, hacer ejercicios, además le encanta viajar a lugares nuevos, reunirse con sus amigos y conversar con otros, especialmente lo que Dios ha hecho en sus vidas.

Cómo la Belleza de la Creación Clama por la Esperanza Redentora de Dios

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Cuando nos mudamos a Landenberg, no tenía idea de cuán a menudo mis días serían interrumpidos por la belleza de la creación. El primer otoño que vivimos aquí, tomaba mi cámara y corría al campo trasero para tomar fotos de ciervos, una garza blanca o bandadas de gansos despegando de nuestro estanque.

Ayudar vs. Permitir

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Tengo un dulce recuerdo de uno de mis pequeños caminando hacia mí, levantando las manos y diciendo: "Abrázame". Esto me derritió el corazón cuando me agaché voluntariamente para levantarlo. Si mi nieta de 3 años intenta levantar una maleta que pesa más que ella y se gira hacia mí y me dice: "Ayúdame", me pone una sonrisa en la cara. En realidad, no quiere mi ayuda, necesita que yo lo haga.

Encontrando la montaña del gozo

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Subir a la cima del Panoramic Point en el Parque Nacional Kings Canyon es una experiencia maravillosa. El valle de San Joaquín y sus hectáreas y hectáreas de almendros, naranjos y olivos dan paso gradualmente a las colinas onduladas y doradas de la cordillera de Sierra Nevada; es una experiencia estimulante en la que se aprecia el contraste de la vegetación.

Una oración por la que se avergüenza de su cuenta bancaria

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Jehová Jireh, el Dios que provee. Tú lo sabes. Quizás ella puede mantener esto en secreto. De sus padres, sus amigos, sus hijos, de su pastor. Incluso su esposo. Quizás ella puede guardar las tarjetas de crédito en el fondo de su billetera. Esconder sus contraseñas en un lugar donde nadie mire. Mantener las luces encendidas, el agua corriendo y la mesa puesta, pero ella no puede esconderse de Ti.

Dios Nos Invita a Tomar Asiento

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Algo que me encanta del verano es el cambio de ritmo, ¿no estás de acuerdo? El resto del año se siente como una carrera. Los niños tienen más actividades con la escuela, tal vez más extracurriculares, y todo simplemente se mueve más rápido. Pero el verano se siente como una invitación a desacelerar, re enfocarnos y respirar.

La Fidelidad de Dios en las Aguas Turbulentas

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Recuerdo que era un día fresco y nublado en New Hampshire, el 15 de agosto de 2012, cuando mi esposo Dave, mi hija Sara y yo comenzamos lo que se convertiría en una de nuestras aventuras más memorables. Estábamos de vacaciones en las White Mountains y planeábamos navegar en kayak por el río Pemigewasset.