Agradecida en la espera

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En el silencio del anhelo del Adviento,

cuando las noches se vuelven profundas y tranquilas,

levanto mi corazón con gratitud

al Dios que me encuentra aquí.

Porque la esperanza, una vez envuelta en pañales,

aún susurra en la oscuridad,

una llama guía, una luz prometida,

una misericordia para mi corazón.

Te doy gracias, Señor, por tu amor constante

que me sostiene cuando los días son fríos,

por la paz que calma mis manos temblorosas,

por la gracia que no me abandona.


Por cada oración aún sin respuesta,

por las promesas aún no cumplidas,

te doy gracias por la espera,

porque Tú esperas aquí conmigo.


El mundo ya había estado cansado antes,

pero el cielo se inclinó tanto,

y la Luz nació en Belén

para que todo el mundo supiera:


Ninguna noche está vacía,

ningún corazón está demasiado perdido para ser sanado,

porque Cristo ha venido y sigue viniendo,

nuestro Salvador y nuestro amigo.

Así que en esta temporada sagrada, Señor,

te doy gracias de nuevo:

no solo por las bendiciones recibidas,

sino por la esperanza que me das.


Porque el Adviento es un regalo silencioso,

una pausa para que los corazones vean

que la gratitud renace

en aquellos que se atreven a creer.

ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA:

Susan Veenema y su esposo, Jeremy, aman explorar el condado de Chester con sus dos hijas biológicas mayores y sus tres hijos adoptados. Susan ha estado en la educación durante casi 20 años apoyando a los niños con discapacidades y sus familias. Actualmente trabaja en el Departamento de Educación. Una de sus mayores alegrías es dirigir el estudio bíblico de mujeres los jueves por la noche y su grupo comunitario de parejas. La gente es su pasión. Le encanta leer, escribir y estudiar todo, desde la historia hasta las ciencias sociales y la iglesia primitiva. Siempre encontrará a su lado a su fiel perro German Shorthaired Pointer.

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA:

Maritza Zavala Smith nació en Guanajuato, México, y se trasladó a los Estados Unidos cuando tenía siete años. Estudió Salud Pública en Penn State, donde conoció a su esposo. Llevan 8 años casados y tienen dos niños gemelos y una bebe. A Maritza le encanta viajar y bailar salsa. Cuando no está deleitándose con el té verde matcha con leche y estando al aire libre con sus seres queridos, puedes encontrarla aventurándose con su tribu a través de los libros.