Una oración por la que se avergüenza de su cuenta bancaria

Jehová Jireh, el Dios que provee.

Tú lo sabes.

Quizás ella puede mantener esto en secreto. De sus padres, sus amigos, sus hijos, de su pastor. Incluso su esposo.

Quizás ella puede guardar las tarjetas de crédito en el fondo de su billetera. Esconder sus contraseñas en un lugar donde nadie mire. Mantener las luces encendidas, el agua corriendo y la mesa puesta, pero ella no puede esconderse de Ti.

Tú ves como los números rojos la reciben al momento de revisar su cuenta bancaria.

Oyes las llamadas telefónicas realizadas tarde en la noche con lágrimas en los ojos, suplicando por un día más.

Sientes la puntada de culpa cada vez que pasa su tarjeta de crédito. El miedo cuando revisa el calendario. La picazón de la vergüenza cuando escucha que otro amigo pudo comprar una casa propia.

Tú todo lo ves, todo lo oyes, todo lo sientes y todo lo sabes.

Tú la miras cuando ella patalea, mostrando su falta de aliento, abrumada en las profundidades de su deuda, y Tu corazón se quiebra.

Tú no eres un banquero. No eres un coleccionista de deudas, ni tampoco un medidor de calificación de crédito.

Tú eres el Dios que renunció a todo para pagar la pena que ella nunca podría poder pagar.

El Dios que atravesó Su propia carne y dejó que la sangre cayera sobre la línea donde estaba escrito el nombre de ella.

El Dios que la llamó por su nombre, rompió sus cadenas y la llevó a casa.

Una casa que ella no construyó ni compró. Una casa que ni siquiera negoció. Una casa que durará por mucho tiempo, mucho más que el tiempo que unas monedas sueltas en un portavasos se conviertan en polvo.

Tú eres ese hogar, Señor. Y estás creando otro hogar para ella incluso ahora, una morada eterna más gloriosa que la casa más cara que se pueda encontrar en Zillow.

Porque un Padre da solo lo mejor a Su hija. Así que te pido que proveas para ella, Abba.

Oro para que traigas lo que sea que necesite para levantarse del hoyo en el que ha caído, independientemente que ella misma cavó su trinchera, con sus manos desnudas y sus malas decisiones, o que si fue cavada por circunstancias fuera de su control (Quizás, esto fue el resultado de una combinación de ambas).

Oro por un nuevo trabajo. Por un aumento de sueldo. Por más horas libres. Por menos cuentas que pagar. Por mejores beneficios. Por precios más bajos de gasolina. Por una mejor economía. Por un asesor financiero. Por autocontrol. Por humildad para pedir ayuda. Por la generosidad de tu iglesia. Por un milagro inesperado cuando más se necesita.

Oro por que sea cual sea la forma que tome su provisión, ella reconozca Tus manos amorosas sosteniéndola. Que ella escuche el latido de su padre, amable y suave, mientras le ofrece un regalo a su preciosa niña.

Y más que cualquier otra cosa, Señor, oro para que la liberes de la vergüenza que la abruma. Guarda su corazón contra cualquier insulto o acusación que el enemigo intente susurrarle al oído. Protege su alma para que no busque valor en cosas terrenales, cosas que pueden perderse, ser robadas o comidas por polillas hambrientas.

Oro para que le recuerdes que —

con cada pago,

cada nueva factura,

cada nueva respiración,

—que incluso, a pesar de parecer pobre en un mundo que construye altares para los ricos, ella siempre pertenecerá al Dios que lo posee todo.

El Rey que ya la ha hecho rica con Su amor.

En el nombre de Jesús, Amén.

ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA:

Kati Lynn Tena creció en el condado de Chester y se graduó de la escuela secundaria Oxford Area High School. Después de obtener su licenciatura en escritura en la Universidad de Pittsburgh, regresó a la zona y consiguió un trabajo en una biblioteca local. Siete años después, un hombre entró en la biblioteca buscando DVDs y le hizo un cumplido a uno de sus tatuajes. En abril de 2025, Kati se casó con este hombre, y actualmente ambos están viviendo la historia de amor que Dios escribió para ellos en una adorable casita en la misma calle donde ella creció. Kati trabaja actualmente a tiempo parcial en marketing para un centro juvenil local, y pasa el resto de su tiempo disfrutando con su esposo y amigos, trabajando en sus propios proyectos de escritura y arte, y mejorando lentamente su español.

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA:

Andrea Aballay es de profesión Ingeniera Agrónomo y máster en Ciencia, aunque en los últimos años Dios le ha entregado nuevos dones en el arte de la decoración y manualidades. Ella es muy detallista y comprometida en todas las labores que se le encomiendan. Nació en Santiago de Chile, y tuvo una oportunidad laboral aquí en USA, por lo cual llegó a este país a finales de 2009. Ella está casada con Jorge, tienen dos adorables niños y viven en Delaware. Aunque Andrea y Jorge en Chile estudiaron en la misma universidad, misma carrera y tienen múltiples amigos en común, se conocieron aquí en Estados Unidos (ese fue el plan de Dios). Ambos sirven en el ministerio de niños y en distintos ministerios en el servicio en español. A Andrea le gusta la comida saludable, hacer ejercicios, además le encanta viajar a lugares nuevos, reunirse con sus amigos y conversar con otros, especialmente lo que Dios ha hecho en sus vidas.