¿Alguna vez has visto a alguien que parece estar haciendo todo bien para Dios, enseñando estudios bíblicos, dirigiendo la alabanza, mentoreando a otros, y has pensado: "Ese nunca podría ser yo"? Quizás te has preguntado cuáles son tus dones, o si tienes algo que pueda marcar una diferencia en el Reino de Dios.