Dios soberano, tú nos has creado para ti y nuestros corazones están inquietos hasta que encontramos nuestro descanso en ti.
Al igual que Israel pidió reyes y gobernantes, nosotras depositamos demasiada confianza en el poder terrenal. Confesamos que convertimos nuestro deseo de Tu justicia y autoridad en idolatrar a personas y posiciones de poder, pensando que ellas pueden salvarnos.
Así como Sara dudó de tus promesas, nosotras confiamos en la sabiduría del mundo. Confesamos que, al querer ser como tú, Dios, nos hemos convertido en dioses nosotras mismas. Nuestro deseo de control a menudo parece dudar de tu fidelidad y tu tiempo, pensando que sabemos más que tú.
Así como los fariseos se basaban en el legalismo y la justicia propia, nosotras a menudo cambiamos la humildad por la soberbia. Confesamos que convertimos nuestro deseo de Tu santa perfección en juicio hacia los demás y en falta de autoexamen, lo que nos lleva a distanciarnos de Ti y de la vida cotidiana que nos rodea, en lugar de acercarnos y participar en ella.
Así como los judíos de la iglesia del Nuevo Testamento lucharon por abandonar las viejas costumbres para acoger a los creyentes gentiles, nosotras nos agrupamos con aquellos que son como nosotras. Confesamos que no apreciamos la belleza de la diversidad de Tu reino.
Así como Pedro te negó tres veces, a menudo dudamos en dejar que nuestras palabras reflejen nuestra relación contigo. Confesamos muy poco e interiorizamos demasiado al no alzar la voz para defender a aquellos creados a tu imagen, sin mostrar al mundo que la vida importa desde el principio hasta el final.
Al igual que el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano pasaron de largo ante el que sufría, a menudo nos negamos a ayudar a quienes nos rodean cuando no nos resulta conveniente o socialmente beneficioso. Confesamos que convertimos nuestro deseo de Tu paz en la búsqueda de una vida cómoda que nos mantiene alejados de los necesitados.
Sabemos que la sangre de Jesús fue derramada para limpiarnos de estos pecados y de toda nuestra injusticia.
Te damos gracias por Tu perdón y Tu gracia, y te pedimos que Tu Espíritu Santo nos permite apartarnos de estos pecados, abandonar nuestros caminos simples y caminar por el camino del entendimiento.
Amen.
ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA:
Originaria de Georgia, Mary Beth Gombita es una amante del té dulce, una orgullosa Bulldog de Georgia y una ferviente aficionada de la música. Trabaja en el sector de las relaciones públicas y dirige su propio negocio de consultoría de comunicación desde casa. Mary Beth y su marido, Stephen, tienen dos hijos pequeños. Actualmente es la editora de nuestro blog Willowdale Women.
ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA:
Silvia Cubos nació en la ciudad de México, y se crio en la ciudad de Toluca, es la mayor de 5 hermanos. Estudió comunicación y después de graduarse llegó a este país en 1996 donde tuvo la oportunidad de estudiar Ingles y Educación temprana. Silvia ha trabajado como maestra, interprete y trabajadora social. Desde los 17 años Silvia ha sentido el llamado de servir al Señor y orar por las necesidades de otros, ahora lo hace en Willowdale en Español desde 2019. Silvia disfruta cocinar comida mexicana, caminar al aire libre con sus dos hijas y su perro; para terminar el día le gusta disfrutar de un helado de fresa.