Ayer tuve la gran alegría de trabajar en la lectura con mi nieto, que está en el kínder. Estaba diciendo cuidadosamente nuevas palabras de algunas letras. La palabra era «cerdo». Decía “ce-r-d-o” Pero cuando las juntó todas, proclamó con orgullo: «¡PERRO!». Todavía no lo ha entendido del todo, pero estoy segura de que al final del curso escolar sabrá leer.
Yo me pregunto si Dios a veces piensa lo mismo de mí. Escucho algo una y otra vez, y entonces, un día, finalmente lo entiendo. Eso me sucedió recientemente con un par de versículos bíblicos muy conocidos.
Cuando le preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más importante de la Ley, esta fue su respuesta: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón ,y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu projimo como a ti mismo. (Mateo 22:37-39).
Mi reciente momento de inspiración fue darme cuenta de que estos dos mandamientos no eran dos cosas separadas. No son lineales, en el sentido de que un paso lleve al siguiente en línea recta. No amamos a Dios y LUEGO amamos a nuestro prójimo. Amamos a Dios COMO amamos a nuestro prójimo. La forma en que vivimos, la forma en que amamos a los demás, es un acto de adoración a Dios o dicho de otra manera, ¡NO estamos amando a Dios si NO estamos amando a nuestro prójimo!
Si nos fijamos en la historia del buen samaritano en Lucas 10, Jesús está respondiendo a la pregunta: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?». Jesús, como suele hacer, responde con otras preguntas: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees la Ley?». El hombre recita los dos mandamientos más importantes y Jesús responde con la historia del Samaritano. (La parábola del buen samaritano enseña que el verdadero amor al prójimo muestra misericordia y compasión hacia cualquier persona necesitada, independientemente de su origen o diferencias). Estas son las cosas que un hombre hace para demostrar su amor por Dios. Los dos mandamientos están conectados. Ahora bien, para que quede claro, Jesús no está diciendo que hay que hacer buenas obras para heredar la vida eterna. Paul David Tripp, en El Evangelio Diario, lo expresa muy bien: «La fe no es solo un ejercicio de la mente. Es un compromiso del corazón que cambia fundamentalmente la forma en que vives tu vida».
Mostramos nuestro amor por Dios en nuestro amor por los demás.
Aquí hay un pequeño ejemplo de ayer. Fue un día muy ajetreado, pero me había comprometido a llevar sopa a alguien para el ministerio de comidas del diácono de la capilla Willowdale. Quería quejarme por tener que dedicar tiempo a llevarla, pero entonces recordé estas palabras. Recordé que, mientras conducía para entregarla, estaba adorando a Dios con mis acciones. Estaba amando a Dios con mis acciones. Cuando servimos a los demás, servimos a Dios. Esto es lo que significa poner en práctica nuestra fe. Amamos a Dios COMO amamos a nuestro prójimo. No son dos cosas separadas.
Hemos estado estudiando el libro de Santiago en nuestro estudio bíblico de mujeres los miércoles por la mañana. Santiago 3:9 dice: «Con la lengua alabamos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los seres humanos, que han sido creados a imagen de Dios». Este versículo me pareció muy convincente. Hay muchos versículos en Santiago 3 que hablan de domar la lengua (¡una tarea casi imposible sin Jesús!). En el pasado, cuando leía estos versículos, sentía que eran consejos de Santiago sobre cómo debían vivir los seguidores de Jesús. Pero esta vez me di cuenta de lo estrechamente relacionadas que están con las enseñanzas de Jesús en el libro de Mateo. No se trata de enseñanzas específicas de Santiago, sino que, de hecho, son las enseñanzas de Jesús. No son meras sugerencias, sino mandamientos sobre cómo vivir. Todos estos versículos sobre controlar la lengua están relacionados con los Mandamientos más importantes. Cuando tratamos a nuestros semejantes, cónyuges, amigos o compañeros de trabajo con respeto, cuando los amamos con palabras sanadoras y palabras de vida, estamos haciendo lo que Él nos mandó. Estamos adorando a Dios con nuestra lengua, con nuestras acciones. Cuando amamos a los demás, estamos amando a Dios.
No puedo escribir eso sin pensar en una cita de nuestra última enseñanza en el estudio bíblico. «Nuestros teclados y teléfonos son una extensión de nuestras lenguas». Me entristece la forma en que las personas que se dicen cristianas a veces hablan con otras personas en las redes sociales. No tengo claro cómo las críticas a favor o en contra de figuras políticas o políticas muestran el amor de Cristo. No entiendo cómo toda la negatividad, los insultos y el menosprecio hacia los demás reflejan el amor de Cristo por nosotros. A menudo parece que nos interesa mucho más tener «la razón» (en el sentido de estar en lo cierto) que ser amorosos. No está mal tener una opinión firme, pero sí está mal expresarla sin amor. Me sorprende cómo esto se ha convertido en algo aceptable, cómo esta falta de civismo se considera aceptable en cualquier círculo cristiano.
Amar a Dios es amar al prójimo... incluso en el clima político dividido de hoy en día.
ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA:
Bonnie Kotler y su esposo Mitch tienen dos hijas, tres hijos, once nietos y tres cachorros. Fue ama de casa durante muchos años antes de reincorporarse al mundo laboral tras obtener un máster en Asesoramiento y Relaciones Humanas por la Universidad de Villanova. Ella es una consejera profesional con licencia en su propia práctica privada, True North Counseling. Bonnie ha estado en el equipo de enseñanza del ministerio de mujeres de Willowdale desde 2012. Los estudios bíblicos han jugado un papel clave en su caminar como creyente, y a su vez, le encanta ayudar a otras mujeres a encontrar su paz con Dios y crecer en su fe. Le gusta escribir materiales de estudio bíblico, leer ficción, pasar tiempo con la familia y hacer cualquier cosa bajo el sol. A Bonnie le encanta reír y considera que la risa es la mejor medicina. Salmo 126:2
ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA:
Silvia Cubos nació en la ciudad de México, y se crio en la ciudad de Toluca, es la mayor de 5 hermanos. Estudió comunicación y después de graduarse llegó a este país en 1996 donde tuvo la oportunidad de estudiar Ingles y Educación temprana. Silvia ha trabajado como maestra, interprete y trabajadora social. Desde los 17 años Silvia ha sentido el llamado de servir al Señor y orar por las necesidades de otros, ahora lo hace en Willowdale en Español desde 2019. Silvia disfruta cocinar comida mexicana, caminar al aire libre con sus dos hijas y su perro; para terminar el día le gusta disfrutar de un helado de fresa.
