Contigo no hay sombra de cambio

De todas las cosas que Dios es, ninguna me importa tanto como Su fidelidad. Si Él es amor, pero no siempre es amor, Él es menos que perfecto. Si Él es justo, pero no siempre lo es, eso es aterrador. Si Él da gracia, pero no es siempre misericordioso, mi relación con Él se basará en el miedo y la justicia propia. En todas estas cosas, Su fidelidad es el hilo que las une para Su gloria y nuestro bien.

Como dice el viejo himno que cita Santiago 1:17: "Toda buena dádiva y toda perfecta bendición descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y quien no cambia ni se mueve como las sombras.".

¿A mí?

Vaya. Dios es fiel no sólo a sí mismo, sino también a nosotros. Por un lado, eso es extraordinario. No tiene ninguna obligación con nosotros, pero nunca nos abandonará. Mantiene sus promesas, aunque seamos propensos a extraviarnos. ¡Extraordinario!

Pero también...

Nada sorprendente. Si Él ES fidelidad (como muy bien nos enseñó el domingo Marika - la pastora del ministerio estudiantil de Willowdale), es imposible que Él no cumpla sus promesas con nosotros. No sernos fiel es imposible para Él porque Él ES fidelidad.

Así que, si "no hay sombra de variación", eso significa que no hay oscuridad en Él. Él es luz y no cambia. Cuando entramos y salimos de la luz y la tierra se mueve, nuestra sombra cambia. No es el caso de Dios. Él es la fuente de luz - no hay sombra porque no hay movimiento (giro) en Él. Él es firme.

Sabemos que Él es luz. Sabemos que Él no cambia. Sabemos que es fiel a Sí mismo y a nosotros.

Estas son buenas noticias tranquilizadoras. Nos libera para vivir sin miedo y con seguridad en nuestro futuro.

Pero espera, ¡hay más!

Sí a todo lo anterior, pero Dios nos llama a algo más profundo: también nos llama a vivir la fidelidad. Ugg “paso saliva” (escritura profunda, lo sé.)

¿Cómo?

Es el don del Espíritu Santo. Por nuestra propia voluntad, nuestros propios esfuerzos, no podemos ser perfectamente fieles. Sin embargo, Él nos llama a ser fieles.

Tres cosas sobre las que reflexionar esta semana al considerar cómo podemos practicar nuestra propia fidelidad.

  1. El, quien comenzó una buena obra en usted.... Dios es el que realiza nuestra fidelidad. Confía en que, en los fracasos de nuestra propia fidelidad, Él todavía puede construir de nuevo la fidelidad en nuestras vidas. Tú fallarás. Él restaurará.

  1. La fidelidad es un maratón (de nuevo, sacando esto de la enseñanza de Marika el domingo). Se trata de perseverancia. Ten en mente el juego a largo plazo y humíllate con ese fin. El Espíritu Santo está contigo, así que confía en Él y reúnete con el Padre en oración y en las Escrituras. Pídele que aumente tu fidelidad. Luego, vuelve a hacerlo. Y de nuevo. Él es fiel, ¡así que lo hará!

  1. Levanta algunos Ebenezer (piedras de ayuda). Así como nos gusta mirar atrás en el tiempo y álbumes de fotos de los buenos tiempos pasados, recuerda esos tiempos probados de la fidelidad de Dios en tu propia vida. Predícate a ti mismo y a los que te rodean sobre las demostraciones de la fidelidad de Dios en tu vida y en el mundo que te rodea. Mira hacia atrás en tu propia obediencia a Él para ver cómo Él usó eso en el camino para proveerte, protegerte y defenderte. Háblalo con tu comunidad. Si te parece bien, escríbelas en un diario. O crea un frasco que puedas llenar con piedras y escribe una palabra o una fecha en cada una para recordar momentos específicos de fidelidad. Sé creativo - pero tener recordatorios tangibles y visibles de Su fidelidad puede ser una gran manera de animarte en tiempos de prueba y motivación en tiempos donde puedes ser fiel en pequeñas maneras ahora sabiendo que producirá gran fidelidad a largo plazo.

Pena

El pasado fin de semana, el día de la Conmemoración de los Caídos, se cumplieron 16 años desde "el accidente". Un horrible accidente de auto que cambiaría la trayectoria de mi vida de muchas maneras. Física, espiritual, mental y relacionalmente. Recuperándome en el hospital, el único cambio en el que mi mente podía concentrarse eran los cambios en mi cuerpo. Las graves lesiones sufridas en mi pierna derecha me obligaron a amputármela por encima de la rodilla y, unos meses más tarde, a ponerme una prótesis.

En medio de todo este cambio, no quería hablar de lo que estaba ocurriendo. En mi intento de sobrevivir, pensé que seguir adelante y concentrarme en mejorar sería la forma más segura y rápida de curarme. Mi mantra en ese momento se convirtió en un muy firme "esto no me definirá". Realmente quería que eso fuera cierto: Que yo fuera la misma Melanie que siempre había sido. Que no me conocieran como la chica de la pierna ortopédica. Pensaba continuamente: "Soy mucho más que esto". Me concentré muchísimo en seguir adelante y forjar un nuevo camino, ¡y mi juego mental demostró ser fuerte! Aunque fue duro, seguí adelante, seguí sonriendo, seguí presionando. Incluso empecé a creer que todo iba bien.

Aunque en el fondo sabía que no era así. Empecé a caer, a caer en espiral, a insensibilizarme. Me encontré atrapada. Sabía que mirar por el retrovisor no me ayudaba y no podía mejorarme, pero mirar hacia delante me resultaba demasiado difícil. Mientras que mi plan inicial parecía bueno al principio, este no me permitía reconocer ni sentir el dolor, la tristeza ni la pérdida asociados a mi pérdida.

Para seguir adelante de una forma sana y completa, necesitaba llorarla. Necesitaba llorar la pérdida de la vida que había planeado. La imagen que tenía en mi mente de cómo sería mi vida. Necesitaba llorar aspectos de mi independencia. Por alguna razón creemos que el duelo puede existir en un estado temporal. Que en algún momento nos despertaremos una mañana sintiéndonos renovados y completamente por encima de lo que nos hizo caer en primer lugar. Sin embargo, aquellos de nosotros que vivimos en medio del dolor descubrimos que lograr la aceptación no es tan sencillo. 

Lamentarse significa reconocer una gran pérdida y tristeza. Dice: "Confío en ti, Señor, y sé que eres fiel, pero estoy profundamente dolido". Lamentarse no significa que no veas el lado bueno de las cosas o que te hayas centrado en lo negativo. Significa que estás dolido, que estás afligido y que eso es santo. Dios espera esto de nosotros, incluso lo alienta. El Salmo 34:18 dice: "El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu".

Dios ve nuestro sufrimiento aquí en la tierra. Él sabe que nunca entenderemos ciertas cosas de este lado del cielo. ¿Cómo podríamos? Sufrimos pérdidas con las que nunca estaremos de acuerdo. Las razones porqué nunca nuestro sufrimiento "tendrá sentido". Él no nos pide que entendamos, pero sí espera que confiemos. Y que le mostremos nuestra confianza cuando nos lamentamos y que tomemos nuestro dolor y lo depositemos a los pies de la cruz.

Los porqués nunca harán que nuestro sufrimiento "tenga sentido". Él no nos pide que entendamos, pero sí espera que confiemos. Y le mostramos nuestra confianza cuando nos lamentamos y tomamos nuestro dolor y lo depositamos a los pies de la cruz. El lamento nos ayuda a reconocer la emoción que nos embarga y nos lleva a Jesús, el Único que puede consolarnos y ayudarnos a superar. Esto nos recuerda que, aunque las cosas son difíciles, tenemos un Salvador que experimentó el dolor y el sufrimiento de primera mano para salvarnos.

Lo que estamos viviendo ahora como comunidad, país y mundo es muy duro. Tantos eventos pospuestos o celebrados de forma diferente a lo que nos gustaría. Laméntalos. Las graduaciones, las bodas, las fiestas, las temporadas deportivas, las últimas temporadas, los feriados, las reuniones del club de lectura, las vacaciones, las tradiciones anuales... Laméntalos. Puedes hacerlo. Es necesario. Como terapeuta matrimonial y familiar, éste es el sentimiento que más comparto con mis clientes y el que parece dar siempre en el clavo. Reconocer el dolor es bueno, es purificador y es necesario. Dios sabe cuándo estamos decepcionados y Él está bien con ello.

En los últimos 16 años, lo que realmente me ha salvado ha sido permitirme sostener mi tristeza y mi agradecimiento con ambas manos. Una vez que reconocí el dolor que estaba reteniendo, comenzó la curación y mi perspectiva cambió por completo. Por supuesto, el accidente y mi pierna ortopédica me definen. Gran parte de quién soy y en quién me estoy convirtiendo está ligada a esas cosas. ¿Y la Melanie a la que luché desesperadamente por aferrarme? Ella también sigue ahí, solo que, con más coraje, más fuerza y más valentía que antes. Sinceramente, no sé si alguna vez alcanzaré la verdadera aceptación, pero sí sé que todo irá bien.

Hoy, mientras hacemos todo lo posible por mantenernos positivos y firmes en los cimientos de nuestra fe, tomemos momentos para detenernos en las tareas diarias que tenemos que realizar para mantener nuestras casas funcionando, los momentos difíciles de la educación en casa, la decepción que traen las cancelaciones y los aplazamientos, o la tristeza a la que nos puede llevar el estar solos e invitemos a Jesús a entrar en ellos. Entrégale la tristeza, la rabia, la frustración. Lánzate y laméntalo en ese momento y luego siente cómo Él te susurra: "No te preocupes, yo me encargo". Recibe Su paz, confía en Su plan y sigue adelante sabiendo que Él te sostiene en Su mano justa.

CONOCE A NUESTRA NUEVA BLOGUERA

Una eterna optimista, Melanie Wilson está atenta a cualquier cosa que involucre libros, girasoles, café, los Mountaineers de WVU, estudios bíblicos y risas. Recientemente obtuvo una Maestría en Terapia Matrimonial y Familiar y se recuerda todos los días que su pasión es ahora su profesión. A Melanie y a su esposo, Jim, les encanta estar en primera fila animando a su hija, pasar tiempo con la familia y amigos,  y ver fútbol americano los fines de semana de otoño.

Un Salmo para la Pandemia

“En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma.”

Estas palabras del Salmo 23 parecen tan relajantes y reconfortantes - y fáciles – a primera vista. Pero lo que he estado aprendiendo recientemente es que esos verbos – HACE – CONDUCE – CONFORTA – estos son verbos de acción. Dios está haciendo algo aquí. 

Y no es cómodo. 

Me esta haciendo descansar. Nuestra familia ha estado enferma con no más de unos días de descanso desde el 30 de noviembre. Él me hizo dejar todas las cosas que pensé que haría o quería hacer para cuidar a mi familia y concentrarme en lo esencial.   

Pero en pastos tiernos - no puedo hablar por todos los que leen esto, pero para mi familia, estamos en un hogar cómodo con agua limpia, electricidad, internet, y comida. Tenemos un sistema de apoyo y sabemos que como parte de la Iglesia Willowdale, si tenemos necesidades, esta comunidad nos proveerá abundantemente. Estamos en pastos tiernos. 

Él me conduce. Seamos honestos, este es un momento aterrador en nuestro mundo. La pandemia de coronavirus es un territorio desconocido y estamos caminando un poco en la oscuridad. Él nos esta guiando incluso allí, amigos. Él conoce el camino. Borra eso – él ES el camino. 

Y esta junto a aguas tranquilas. ¿Alguna vez escuchaste el viejo proverbio “las aguas tranquilas corren profundas? Si bien Cristo puede guiarnos con lo que parece no ser lo suficientemente urgente o no lo suficientemente perturbador, o no lo suficientemente curativo, debajo, en las profundidades, hay corrientes que fluyen. “¡Oh profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios!” proclama Romanos 11:33. Dios nos lleva a acercarnos a él y participar en la profundidad de la sabiduría y el conocimiento de él. Para todas las cosas que no podemos explicar, confiamos en que las corrientes subterráneas de su sabiduría superan nuestra falta de compresión. 

Él restaura. ¿Cuántas docenas de programas de HGTV he visto donde la gente restaura una casa antigua? No es un trabajo pacífico y tranquilizador. Se rompe. Se derrumba. Expone. Solo entonces puede volver la belleza, reconstruirse la fuerza. 

Y él hace esto a nuestra alma. El núcleo de lo que somos se rompe y luego Dios mismo lo hace mejor y mas hermoso. Nuestra naturaleza eterna es devuelta a su propósito original a través de su restauración. Y una vez restaurados, somos la “gran revelación” para el mundo, al igual que esas casas en HGTV son un testimonio de la restauración que se les ha hecho. No pueden evitar mostrarse a cualquiera en su vista. Así deberíamos ser. 

Estas próximas semanas serán aterradoras. Dios no está amenazado por cosas que dan miedo. Aferrémonos a esa sabiduría a la que el nos da acceso y protejamos a nuestra comunidad con el distanciamiento físico, pero también sometámonos a Dios que es quien nos lleva a través de un momento como este. Tanto como podamos, seamos los humildes instrumentos para señalar a las personas a nuestro Pastor del Salmo 23.


ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Originaria de Georgia, Mary Beth Gombita es una amante del té dulce, una orgullosa Bulldog de Georgia y una ávida fanática de la música. Trabaja en el sector de las relaciones públicas y dirige su propio negocio de consultoría de comunicación desde casa. Mary Beth y su marido, Stephen, tienen dos hijos pequeños. Actualmente es la editora de nuestro blog Willowdale Women. 

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Ana León nació en México y emigró a los Estados Unidos a los 9 años. Vivía en Kennett Square, pero su familia se mudó a Delaware, donde Ana conoció a su novio de la secundaria con quien ha estado casada por más de 10 años. Son padres de dos niños, uno de 11 años y otro de 9 años. Ana ha traducido e interpretado profesionalmente por más de 11 años. Se unió a Willowdale En Español en el 2018 y es una de las intérpretes del servicio. En su tiempo libre le gusta ir a la playa, pintar, leer, y escribir. Ana está muy emocionada de ser parte del blog porque siente que es una forma para que las mujeres se conecten y sigan acercándose a Dios.

¡Los tatuajes son para siempre!

¡Los tatuajes son para siempre! ¿Cuántas veces has conocido a alguien que tiene uno del que ahora se arrepiente? Una vez conocí a una chica que tenía un dibujo de un perro en traje de negocios montado en una bicicleta en la espalda. ¡Qué arrepentimiento! Cuando mis hijos estaban en la escuela secundaria, querían un tatuaje desesperadamente. Incluso dibujaban cómo querían que fuera. A menudo preguntaban si podían hacérselo. Mi esposo y yo les decíamos: "Dibújalo en un papel y mételo en un sobre. Yo guardaré el sobre durante un año y luego, si puedes decirme lo que hay en el papel y sigues queriendo ese tatuaje dentro de un año, te dejaremos hacértelo". No estoy del todo segura de lo que habría hecho si me hubieran aceptado la oferta, pero puedo decirte que cambiaron de opinión muchas veces, una y otra vez. De hecho, todavía hoy no tienen tinta. Los tatuajes son para siempre. Más te vale estar seguro de que el que te hagas va a tener un significado y un valor duraderos... o al menos será algo de lo que no te arrepentirás.

Me hice un tatuaje en la primavera de 2017 a una edad adulta de ... como ... bueno... digamos que ya era abuela.... Era un pequeño lazo de lucha contra el cáncer en el interior de mi muñeca derecha. Este lazo  púrpura simboliza "todos los cánceres" (a diferencia del rosa para el cáncer de mama, etc.), y simboliza el cáncer de mama/pulmón/cerebro que mató a mi hermana. Me hice este tatuaje como regalo para mi hermana antes de que muriera. Lloró y lloró cuando lo vio por dos razones. En primer lugar, era algo fuera de lo normal para mí (pero algo que ella ya se había hecho). Creo que para ella era una validación que su hermana, cuya vida había sido tan diferente a la suya, se uniera a ella en eso. En segundo lugar, sabía que sería un recuerdo eterno de su vida. (¡Como si yo pudiera olvidar a mi hermanita!) Es muy especial para mí, porque cada vez que esta tinta que ahora es parte de mí me llama la atención, pienso en ella. Estoy más que agradecida por su vida y por el vínculo que compartimos. 

Otra cosa que me encanta de mi tatuaje es que, cuando tengo los brazos abiertos, parece un lazo contra el cáncer, pero si los levanto en forma de ola, parece un pez cristiano. Esto fue a propósito. También es un testimonio del Señor y de mi compromiso de seguirle. Para mí, es un juramento de que quiero ser vista como alguien que camina con Jesús y que anhela ser un "pescador de hombres". 

Ahora, ¿por qué comparto esto? ¿Estoy tratando de que consideres un tatuaje o que pienses en ellos de manera diferente? No, comparto esto porque los tatuajes me recuerdan algo que amo de Dios.

No sé muy bien por qué, pero Isaías 49:16 siempre me ha parecido muy especial: "He aquí que te he grabado en las palmas de mis manos..." (ESV) o la Biblia Viviente lo expresa así: "He tatuado tu nombre en la palma de mi mano...".  Cuando pienso en ese versículo, me doy cuenta de que Dios está total y completamente comprometido conmigo para siempre. No va a cambiar de opinión. A pesar de que en la cultura actual los tatuajes son "la norma", por los tatuajes que he visto, no mucha gente lleva un nombre en su cuerpo, excepto quizá el de su hijo. La gente ha aprendido que los tatuajes son para siempre (o al menos muy difíciles, caros y dolorosos de quitar). Con las intermitentes relaciones románticas, parece que la "sabiduría convencional" ha llevado a la gente a no ponerse el nombre de su pareja o de su media naranja en el cuerpo, porque Dios no quiera que la relación no dure, ¿y entonces qué? Los tatuajes son para siempre.  Pero Dios me ama lo suficiente como para poner mi nombre en su mano. Piensa en cuánto usas tus manos y con qué frecuencia verías o "notarías" tinta en tu mano. Dios sabía que su amor por mí nunca se agotaría.

Cuando leía algo el otro día, la palabra "desilusionado" saltó de la página. Según Merriam-Webster significa: la condición de estar desencantado; la condición de estar insatisfecho o derrotado en expectativa o esperanza. Inmediatamente me llamó la atención el hecho de que Dios nunca está desencantado conmigo. No es que se inscribiera para estar conmigo y luego se sintiera defraudado por lo que realmente soy. No mira mi propensión crónica al pecado y se pregunta si me sigue amando y por qué. Él siempre supo lo que yo haría. Él siempre supo que yo pecaría y tomaría malas decisiones, y a pesar de eso, él está comprometido conmigo. Me ama a pesar de todo.   

La Iglesia es la esposa de Cristo. Observen lo que dice Efesios 5:25-27 sobre Cristo y su esposa:  "Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable."  Así que cuando Dios me mira, me ve santa y sin mancha a causa de Cristo. Dios me ama y está dispuesto a tatuar el nombre de esta novia en su mano.  Su amor es para siempre, nunca se desgastará y por esa razón; estamos permanentemente grabados en la palma de su mano.