Intimo y Sencillo

Si hay algo que siempre me provoca ansiedad, me pone nervioso y me hace sudar, es la idea de tener que compartir mi fe con alguien. ¿Y si digo algo equivocado? ¿Y si no es perfecto? ¿Y si se me escapa algo? Es intimidante y me da miedo, y la mayoría de las veces intentó evitarlo. Pero la cosa es, cuando miramos el ejemplo de Jesús en la Biblia, cuando Él comparte el Evangelio, no es intimidante y atemorizante. Es íntimo y sencillo. 

Hace poco participé en el IF: Gathering, una conferencia cristiana para mujeres.  Una de las predicadoras fue Hosanna Wong, que habló sobre cómo (no) salvar el mundo, extrayendo información de su libro. Reflexionó sobre el hecho de que Jesús compartiera las comidas con la gente y se encontraba con las personas allí donde estaban, normalmente en medio de su pecado. Buscó a personas como Zaqueo, un recaudador de impuestos que cobraba más dinero del que debía. Jesús no sólo habló con él, ¡sino que lo invitó a comer! Jesús no establece la norma de compartir nuestra fe con sermones o "golpeando a la gente en la cabeza" con el Evangelio. Y no era glamuroso ni llamativo. Se limitó a vivir con la gente, señalandoles a Dios.

Hosanna Wong dijo: "Crecí creyendo que tenía que hacer algo impresionante para hacer algo importante. Crecí creyendo que tenía que hacer algo público para hacer algo impactante. Y resulta que eso es mentira". Esto me llamó mucho la atención. A menudo pienso que compartir el Evangelio debe ser algo grande. Que debo tener un discurso pulido y todas las respuestas. La verdad es mucho más sencilla. Tengo que dedicar tiempo a la gente, escuchar sus historias, entrar en el desorden de su mundo, ni siquiera hablar o intentar responder a sus preguntas, sino simplemente ser una persona segura para ellos. 

Hosanna habló de su hermano, que tenía problemas con su fe. Dijo que intentó que se volviera a Dios predicándole y forzándole a hablar de Dios. Él no respondía bien. Pronto se dio cuenta de que necesitaba otra forma de relacionarse con él. Empezó a interesarse por sus aficiones, una de las cuales eran los superhéroes. Vio películas, recorrió tiendas de cómics y compró camisetas con él. Y lo hizo durante años. Hosanna no lo hacía con segundas intenciones, sino que realmente quería profundizar en su relación y conectar con su hermano. Y sí, finalmente, un día él pasó por su casa y entregó su vida a Cristo en lo que fue un momento incómodo pero hermoso.

Vivimos en una sociedad que quiere respuestas fáciles y soluciones rápidas. Tenemos comida rápida y microondas, dietas de moda y planes de fitness rápidos. Queremos resultados y los queremos para ayer. Queremos que nuestros seres queridos vengan a Cristo; eso es algo bueno, pero lleva tiempo. A veces nos cansamos de lo que tarda. Perdemos la esperanza. Sentimos que nuestras oraciones están golpeando el techo. Sin embargo, Dios está trabajando. Puede que no lo veamos, pero lo está haciendo. Y nos está usando a ti y a mí. Puede que no sea brillante y para el mundo puede que no sea impresionante, pero nuestras oraciones consistentes, nuestras conversaciones intencionales, nuestro amor y nuestras vidas viviendo el Evangelio son importantes; son impactantes. Estas acciones muestran a la gente que son vistos y esperamos que los dirijan hacia Cristo. Nuestras vidas deben ser diferentes a las de aquellos que no conocen a Cristo y otros lo notarán y querrán saber por qué. 

Así que, mantén la esperanza. “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración." (Romanos 12:12) Y cuando sientas que aumenta la ansiedad ante la idea de compartir tu fe, recuerda que tu relación es más importante que un discurso impresionante. En esos pequeños momentos de conversación y reflexión compartidas, podemos tener un enorme impacto para el Reino.


ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Danielle (Dani) Rupp creció en un pequeño pueblo de Ohio y es una verdadera fanática de los Buckeyes, aunque trata de no ser odiosa al respecto. En 2011 llegó a Pensilvania para obtener su Maestría en Trabajo Social. Después de la graduación Dani aceptó un puesto como terapeuta de salud mental para niños y adolescentes en Coatesville. También fue niñera durante varios años. Durante ese tiempo vivió en Kennett Square y asistió Willowdale Chapel. Regresó hace varios años del sur de Asia, donde aprendió a tolerar la comida picante y a cruzar las carreteras sin ser atropellada, además de ser voluntaria en la Misión Internacional de Justicia en su Departamento de Atención Posterior. En su tiempo libre, Dani disfruta de ir a viajes misioneros/viajes, correr, leer, y conectarse con sus seres queridos-preferiblemente con un café y un dulce.

ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Maritza Zavala Smith nació en Guanajuato, México, y se trasladó a los Estados Unidos cuando tenía siete años. Estudió Salud Pública en Penn State, donde conoció a su esposo. Llevan 8 años casados y tienen dos niños gemelos y una bebe. A Maritza le encanta viajar y bailar salsa. Cuando no está deleitándose con el té verde matcha con leche y estando al aire libre con sus seres queridos, puedes encontrarla aventurándose con su tribu a través de los libros.