Aprendiendo a Perdonar; Aprendiendo a Cambiar

Hoy tuve que perdonar nuevamente a mi difunto esposo. No quería. Han pasado nueve años, y esperaba que ya no estuviera tan enojada con él. Pero todavía lo estoy. Y detrás de todo eso todavía siento miedo, aunque no tanto.

Cuando recuerdo las heridas, puedo sentir cómo mi corazón empieza a latir rápido y mi pecho se aprieta. La adrenalina se activa y estoy lista para pelear o huir. Incluso sucede cuando solo paso por esos lugares emocionales de miedo y dolor donde solía vivir.

No me hace ningún bien recordar las heridas, y probablemente no ayuda a mi presión arterial. Cuando siento que la ansiedad aumenta, tengo que detener el recuento. Creo que perdonar significa dejar de contar. Y ¿cuántas veces debemos perdonar? Setenta veces siete. Bueno, podría enumerar 490 cosas que me lastimaron... no sería muy difícil. Podría simplemente enumerar las veces que me fui a la cama asustada y sola. O las cosas que dijo que me hicieron dudar de mí misma. Pero eso sería contar, y no perdonar es romper mi propio corazón.

Cuanto más amas a alguien, más difícil es trazar la línea entre ayudar y permitir. En el pasado, me encontré dando excusas sobre su comportamiento. Lo que dijo, lo que hizo o no hizo, todo era material para mi imaginación y la subsiguiente explicación de su acción o inacción.

Me di cuenta de que la persona que más se dejaba engañar por mis explicaciones era yo. No fue hasta que pude ser transparente sobre lo que estaba sucediendo en mi hogar, – todo eso –  y que tuve la oportunidad de obtener una perspectiva externa. Como suele ser el caso, había estado aislada... nadie conocía todas las partes de ello, excepto yo. Con la ayuda de queridos amigos y ese observador externo, pude alejarme de la situación. Cuando comencé mi propia recuperación de la codependencia, aprendí sobre eventos calificativos.

Un evento calificativo es el evento que hace que alguien realice un cambio; buscar nuevas formas de abordar viejos problemas. Son las consecuencias de las acciones de una persona, las que son tan malas, que pueden despertarla y motivarla a buscar la recuperación. Me di cuenta de que mi enfoque ante las luchas de mi esposo era a menudo evitar que sucedieran cosas malas... intervenir y arreglar la situación para evitar que las consecuencias de su enfermedad afectaran a nuestra familia. Lo que realmente necesitaba hacer era concentrarme en mi propio comportamiento; Estaba utilizando métodos antiguos en un intento de solucionar viejos problemas y mis esfuerzos fueron inútiles.

Participemos en un ejercicio lógico por un momento:

Si amo a una persona involucrada en un comportamiento destructivo, quiero que al final vivan una vida plena y buena.

Si un evento calificativo es lo que precipitará este cambio, entonces, ¿no debería querer que el evento calificativo se desarrolle en sus vidas con la esperanza de que los lleve a tomar mejores decisiones?

La mayoría de las veces, mis acciones para evitar las consecuencias naturales de las decisiones de una persona resultarán en que NO aprendan nada valioso de la situación y quizás también refuercen el comportamiento indeseable. Si la persona toma una mala decisión que resulta en una consecuencia negativa, mi mejor opción es ser un observador amoroso y comprensivo de su situación, en lugar de mitigar las consecuencias de sus decisiones.
A medida que trabajamos en el perdón y encontramos nuevas formas de lidiar con viejos problemas, es importante darse cuenta de que a veces no necesitamos restaurar la relación a lo que era antes. No creo que Jesús nos llame a vivir en sumisión a relaciones o personas tóxicas. Podemos perdonarlos y luego tomar decisiones diferentes.
Cuando somos lo suficientemente bendecidos como para tener un asiento en primera fila para presenciar la obra de Dios en traer sanidad y recuperación en aquellos a quienes amamos, podemos trabajar para construir una nueva relación con esa persona. Es una oportunidad para tener un nuevo comienzo en un matrimonio, una relación familiar o una amistad.

Cristo nos ha dado un camino claro hacia el perdón de Dios. Cuando experimentamos ese perdón, podemos extenderlo a los demás.


“Sean bondadosos y compasivos unos con otros, perdonándose mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.” Efesios 4:32

¡Qué buena noticia! Podemos dejar de romper nuestros propios corazones al perdonar a los demás.

Confiar en Dios con nuestra ira, dolor, miedo y tristeza nos llevará a la alegría. No es algo inmediato, pero puede suceder si permitimos que el Espíritu Santo haga la obra en nuestras vidas.

Algunos recursos adicionales:

Celebrate Recovery at Willowdale Chapel 

The Peacemaker Center 

Al-Anon Family Groups 

"Viviendo Reconciliados" por P. Brian Noble. Un devocional de YouVersion que te guía a través de enfoques de reconciliación basados en 2 Corintios.

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Sarah Flowers vive en la campestre ciudad de Chadds Ford, donde ella está rodeada de belleza y conexión con la tierra y su historia. Le encanta el café y las flores y conocer a Jesús. Eterna aprendiz, busca seguir el plan de Dios para llevar la justicia a los menos favorecidos. Sarah se declara optimista en serie y melómana; ¡siempre hay un camino hacia el lado soleado y una banda sonora para el viaje! Es madre y esposa y una exalumna agradecida de la Universidad de Northwood. Sus experiencias anteriores incluyen profesional de la industria automotriz y diva de los zapatos. Sarah sirve en el equipo de diáconos en la capilla de Willowdale.

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Liliana Daza es la hermana mayor de 4 hijas de una familia colombiana muy conservadora. Oriundos de un pequeño pueblo ubicado en el Oriente de Colombia en frontera con Venezuela donde creció y pasó su niñez. Luego se mudó a la capital para terminar sus estudios superiores en el área de tecnología. En el año 2011 se trasladó a los Estados Unidos junto con su familia debido a una oportunidad laboral. Desde temprano, Liliana ha sentido un llamado para servir y apoyar a la comunidad, por lo que aprovecha cada oportunidad que Dios pone en su camino para este propósito. Liliana disfruta de un buen café negro, viajar, comer buena comida, especialmente cuando viaja. Liliana hace parte de la Iglesia Willowdale en español casi desde sus inicios.