Sus Palabras Importan Más

No voy a mentir, escribir el blog para la semana antes de Navidad parece ser mucha presión. Siento la necesidad de pensar en algo memorable; algo que encienda tu espíritu navideño y te deje con cálidas sensaciones, una sensación renovada de paz y buena voluntad, y una comprensión más profunda del amor de Jesús por ti. Algo que te haga reír a carcajadas y parpadear para contener las lágrimas al mismo tiempo. Algo que querrás compartir con todos tus amigos y familiares y con ese extraño en el supermercado que parece que podría animarse un poco.  

Como escritora, pienso mucho en mis palabras, probablemente (definitivamente) demasiado. Pienso en lo que otras personas piensan de ellas. Me preocupa que algún día, de alguna manera, las vaya a perder. Espero hasta la noche anterior a la publicación de un blog para comenzar a escribirlo porque simplemente no puedo enfrentarme a la página en blanco y al cursor parpadeante.   

Para que conste, estoy escribiendo esto en la aplicación de notas de mi teléfono con más de 48 horas hasta la fecha de vencimiento de esta publicación de blog, así que lo cuento como una victoria. Actualmente también estoy postergando la edición de un artículo que se vence a la medianoche.

Así que me lavo los dientes a las 11 p.m. un lunes por la noche, preguntándome qué puedo escribir para una publicación de blog de la iglesia que sale tres días antes de Navidad, posiblemente la fiesta Cristiana más grande del año… y se me ocurre.    

Mis palabras no son tan importantes como creo que son.

No me malinterpreten, agradezco todos los días que Dios me haya hecho una escritora. Sabía que hablar en voz alta a veces sería difícil para mí, así que fue muy amable de su parte al darme otra forma de comunicarme. Y además, me gusta mucho.     

Pero cuando me quedo atrapada pensando que necesito escribir algo lo suficientemente bueno para que la gente lo recuerde, lo comente y lo guarde en sus teléfonos (e inmediatamente lo olvide por lo que permanece sin leer en sus marcadores durante años, como los míos), ahí es cuando el Espíritu Santo suavemente me recuerda que, al final del día… o del año… o del siglo… mis palabras en realidad no importan tanto.       

Las de El sí.

Entonces, en esta mañana de diciembre, o cada vez que estés leyendo esto, en lugar de leer más de mis palabras, esto es lo que quiero que hagas.

Quiero que encuentres tiempo hoy para hacer una bebida caliente de tu elección, luego busca tu cobija, vela, o canción navideña favorita (o todo lo anterior) y abre tu Biblia en Lucas 1–2:21. Pasa todo el tiempo que quieras allí, empapándote de las palabras que tu Padre escribió especialmente para ti: la historia de cómo el Verbo viviente eligió volverse ser humano  para poder ser envuelto en tela por manos humanas, primero como un bebé y luego como un hombre muerto que no se quedó muerto, que dio vida de nuevo a Sus propios pulmones para poder dar esperanza de nuevo a nuestro mundo cansado.

Después de que termines de leer, puedes pasar tiempo compartiendo tus propias palabras con Él, palabras que no serán perfectas, al igual que las mías nunca lo serán, pero de todos modos Él las escuchara con una sonrisa en su rostro. O, si estás con un estado de ánimo más tranquilo, puedes sentarte en silencio por un momento y dejar que Sus palabras para ti — y la Palabra misma — sean suficientes.

Porque Él siempre es suficiente.

ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA

Kati Lynn Davis creció en el condado de Chester. Tras una breve estancia al otro lado de Pensilvania para obtener un título de escritora en la Universidad de Pittsburgh, regresó al área y consiguió un trabajo en una biblioteca local. Cuando no está escribiendo, a Kati le gusta leer, dibujar, ver películas (¡especialmente de animación!), beber té de burbujas, pasear con sus gatos y salir a correr muy despacio. Kati está bastante segura de que es un Eneagrama 4, pero constantemente tiene una crisis de identidad al respecto, así que afortunadamente está aprendiendo a arraigar su sentido del ser en Jesús.

 ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA

Ana León nació en México y emigró a los Estados Unidos a los 9 años. Vivía en Kennett Square, pero su familia se mudó a Delaware, donde Ana conoció a su novio de la secundaria con quien ha estado casada por más de 10 años. Son padres de dos niños, uno de 11 años y otro de 9 años. Ana ha traducido e interpretado profesionalmente por más de 11 años. Se unió a Willowdale En Español en el 2018 y es una de las intérpretes del servicio. En su tiempo libre le gusta ir a la playa, pintar, leer, y escribir. Ana está muy emocionada de ser parte del blog porque siente que es una forma para que las mujeres se conecten y sigan acercándose a Dios.

SERVICIO DE NAVIDAD: KENNETT CAMPUS

Te invitamos al servicio de Navidad de Willowdale en Español, este 23 de diciembre a las 7:00 p.m en Kennett. Invita a tus amigos, vecinos y familiares para que te acompañen y participen de la Cena Navideña al final de la celebración. Brinda tu receta favorita para compartir con los demás!

El cuidado de niños estará disponible para bebés y niños hasta prekínder.