Nota del editor: La semana pasada, Bonnie Kotler compartió su perspectiva como terapeuta certificada. Esta semana, escucharemos la perspectiva de alguien que vive y prospera con su condición de salud mental.
¿Sientes a veces que la sociedad nos presiona para que lo tengamos todo bajo control todo el tiempo? A menudo siento que no hay espacio para reflexionar sobre mis preguntas y emociones; para ser curiosa con mis dudas; para lidiar con mi depresión. Cuando me diagnosticaron trastorno bipolar hace 30 años, comencé un camino. Dado que tengo un diagnóstico, yo, como algunos de ustedes, necesito discernir cuándo lo que ocurre es clínico o situacional.
Pero a veces, particularmente cuando lo que siento no es clínico, he aprendido que está bien venir y presentar mis emociones ante Dios probando algunas estrategias.
He aprendido esta práctica clave: sentarme en soledad. Sentir la respiración en mis pulmones, inhalar profundamente y soltarla me ayuda a centrarme. Me tranquiliza la mente para permitir que Dios me hable al corazón. Mi Director Espiritual me recuerda a menudo que este es el primer y mejor lugar al que puedo acudir con mis sentimientos: ponerlo todo ante Dios. Él es el amo del universo, soberano de mi vida y mis circunstancias, y puede manejar los problemas que afronto. A menudo quiero llamar a alguien y aclararlo todo, pero sentarme en la presencia de Jesús nos permite oirlo y simplemente escucharlo.
Otra forma de afrontar mis pruebas es procesarlas en un diario. Escribo mis pensamientos porque a veces vivir con ellos en la mente hace que todo parezca peor de lo que es. Cuando las emociones me dominan, puedo plasmarlas en papel para procesar lo que realmente necesito superar y soltar. Estos escritos pueden ser en forma de oración o simplemente procesando los pensamientos a medida que surgen. Cuando hago esto, a menudo obtengo una perspectiva que me ayuda a seguir adelante o, al menos, a vivir el momento y buscar a Dios. Pero el anhelo de solucionarlo con mis propias fuerzas y de esforzarme por lograr un escenario perfecto sigue ahí a veces, y he descubierto que clamar en mis escritos es muy catártico. Miro hacia atrás y veo cómo Dios toma mis pruebas y me acerca a Él.
Otra forma importante de apoyo es buscar consejo sabio. Un amigo de confianza con quien compartir nuestros problemas siempre es una forma de sentir el amor de Dios. Sabes quiénes son esos amigos. Puedes acudir a ellos a cualquier hora del día o de la noche y se detienen a escucharte. Quizás te den consejos, pero a menudo están ahí solo para escucharte en tus dolores y luchas. "Hay quienes parecen amigos, pero se destruyen unos a otros; el amigo verdadero se mantiene más leal que un hermano", dice Proverbios 18:24. No tomo a la ligera a los amigos que han sido tan constantes a lo largo de los años. Me aman y me guían hacia Jesús. Me aseguran que hay esperanza y que él está a mi lado. No suelo necesitar que me resuelvan las cosas, pero tenerlos a mi lado a veces puede ser todo lo que realmente necesito.
Soy de las que siempre recomiendan acudir a un terapeuta, independientemente de la situación. Debido a circunstancias particulares, suelo tener una cita con el terapeuta cada dos meses. Pero, según tus necesidades, puede ser semanal o mensual. No hay nada de malo en ello. Esta atención profesional es fundamental para cualquier persona con problemas de salud mental o para quienes estén pasando por una etapa difícil. Recomiendo no desestimar la terapia, y cuando la depresión o la ansiedad sean tan graves que te cueste desenvolverte, pueden guiarte y ofrecerte el apoyo necesario.
Creo que todos necesitamos incorporar diversos niveles de apoyo en nuestra vida, ¡incluso si no te han diagnosticado una enfermedad mental! Nunca se sabe cuándo te enfrentarás a algo para lo que necesites recursos adicionales. Dios nos ama profundamente y ha equipado al cuerpo de Cristo por una razón. Él es el centro, pero cuando me conecto con los diversos miembros, nunca me decepciono. Estamos hechos a su imagen y anhelamos la presencia de nuestro Padre Celestial. Que lo encuentres en las diversas etapas de la vida. Él siempre nos precede.
ACERCA DE NUESTRA BLOGUERA
Susan Veenema y su esposo, Jeremy, aman explorar el condado de Chester con sus dos hijas biológicas mayores y sus tres hijos adoptados. Susan ha estado en la educación durante casi 20 años apoyando a los niños con discapacidades y sus familias. Actualmente trabaja en el Departamento de Educación. Una de sus mayores alegrías es dirigir el estudio bíblico de mujeres los jueves por la noche y su grupo comunitario de parejas. La gente es su pasión. Le encanta leer, escribir y estudiar todo, desde la historia hasta las ciencias sociales y la iglesia primitiva. Siempre encontrará a su lado a su fiel perro German Shorthaired Pointer.
ACERCA DE NUESTRA TRADUCTORA
Ana León nació en México y emigró a los Estados Unidos a los 9 años. Vivía en Kennett Square, Pennsylvania, pero su familia se mudó a Wilmington, Delaware, donde Ana conoció a su novio de la secundaria con quien ha estado casada por más de 13 años. Son padres de dos niños, uno de 14 años y otro de 11 años. Ana ha traducido e interpretado profesionalmente por más de 13 años. Comenzó a asistir a Willowdale En Español en el 2018 y sirvió como una de las intérpretes del servicio durante un año. Actualmente es parte del personal de Willowdale como la Coordinadora de los Programas del Ministerio de Niños. En su tiempo libre le gusta ir a la playa, pintar, leer, y escribir.